En solo tres meses que lleva abierto en el Born, el Llamber se está ganando a golpe de patatina, chorizo a la sidra y, claro, fabada, el título de restaurante asturiano de referencia en Barcelona. Una taberna, como se autodefinen, un local donde sentirse cómodo, amigo de tus amigos en un ambiente que resulta moderno gracias a guiños de aire más rústico (lo mismo que hacen en la cocina, donde conviven recetas tradicionales hechas con la mentalidad actual, pues Fran Heras, al mando de los fogones, ha ganado numerosos premios gracias a lo que ha aprendido con Ferran Adrià, Ramon Freixa y Sergi Arola). Allí igual puedes beber 30 vinos a copas, tomarte unas tapas en la barra de la entrada o disfrutar de una comida o una cena en la sala, que antes había sido un antiguo almacén de fruta.
Esa fórmula les ha dado tanto éxito en tan poco tiempo en la capital catalana (en su Avilés natal no hay quien les tosa desde que abrieron hace tres años y van camino de conquistar Nueva York con munición del calibre de la faba verdina) que han lanzado un menú asturiano que, en días de frío, lluvia y tiempo rabioso, saben a gloria. Se sirve cada mediodía y, atención, quizá pienses que es caro (36 euros) pero casi te puedes ahorrar la cena porque sales de ahí con calorías suficientes para quitarte el abrigo y olvidarte el paraguas sin que te importe cuánto tirita el termómetro y cuántos litros de agua caen por milímetro cuadrado. ¿Te sientes alicaído, débil, cansado? ¿Necesitas un chute de energía? Olvida la jalea real. Prueba esto.


El día de autos me asomé al Llamber deseando de verdad un menú asturiano que me devolviera a la vida. Y, suertudo de mí, ante mí comenzaron a desfilar platos como el pastel de pescado de roca con salsa tártara y encurtidos, que tiene una golosa textura casi de bizcochito; el chorizo a la sidra de Tineo (esponjoso, picantón sin ser agresivo) y el frito de pixín (dados de rape rebozado), con un sabayón de cítrico que alegra el cuidado rebozado de rape.


Disfruté con las patatinas con praliné de avellanas y crema de cabrales, una mixtura maravillosa, con un sabor de larguísimo recorrido (la crema es una corona que la convierte en la reina de todas las patatas) y con una reconstituyente fabada con chorizo extra, morcilla y panceta curada para cantar Asturias, patria querida con la boca llena.

Luego llegó un gochu asturcelta (un tipo de cerdo enorme que nace del cruce con el jabalí) convertido en una terrina con piel crujiente que tenía como refrescante acompañamiento unos dados de manzana y una confitura de cebolla. Y para acabar, un excelente arroz con leche.
Afuera seguía lloviendo y las farolas crujían de frío. Al salir, les dejé el abrigo y el paraguas. «Volveré otro día a por ellos», les prometí.
Llamber
Calle Fusina, 5. Barcelona
Teléfono: 93 319 62 50
Horario: abierto cada día 13.00 hasta las 00030 horas.
Precio medio: 30 euros sin vino.
Menú asturiano: 36 euros.
Menú de mediodía: 19,50 euros.